Concert in La Coruna

La Coruña, 24/10/2004.
Palacio de la Ópera
Angela Gheorghiu, soprano
Orquesta Sinfónica de Galicia
Director, Luis Fernando Malheiro
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Programa:
G. Rossini ‘El barbero de Sevilla’, obertura.
G. Puccini: ‘Gianni Schichi’, O mio babbino caro, aria de Lauretta.;
‘La Rondine’, Ch’il bel sogno di Doretta, aria de Magda.
R. Leoncavallo: ‘I Pagliacci’, intermedio sinfónico.
F. Cilea: ‘Adriana Lecouvreur’, Io son l’umile ancella, aria de Adriana.
A. Catalani: ‘La Wally’, Ebben ne andrò lontana, aria de Wally.
V. Bellini: ‘Norma’, obertura; ‘La Sonanbula’, Ah, non credea mirarti, aria de Amina.
R. Leoncavallo: ‘I Pagliacci’, Stridono Lassù, aria de Nedda.
G. Verdi: ‘La forza del destino’, obertura; ‘Un ballo in maschera’,
Morrò, ma prima in grazia, aria de Amelia; ‘La forza del destino’,
Pace, pace, mio Dio, aria de Leonora.
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Review
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Había una especie de temor expectante. Tras la cancelación del concierto en la fecha prevista en principio, la afición no las tenía todas consigo en cuanto a su celebración el domingo 24, y se trataba de evitar todos los peligros posibles o imaginados, no fuera a ser que a la soprano “le diera un repente” y volviera a cancelar. Hubo hasta cambios de vestimenta de última hora (“¡Cómo te vas a poner una camiseta amarilla en las primeras filas, por Dios! Si es supersticiosa, que lo será, es capaz de largarse y dejarnos con dos palmos de narices”). Angela Gheorghiu fue recibida por el público coruñés con un largo y fuerte aplauso en el que se adivinaba un cálido agradecimiento por su empeño en volver y cumplir con La Coruña, al tiempo que una especie de conjuro: que hablando de brujas ya se sabe que no existen, pero “habelas, hailas”.
Por aquí pasó una que se llama Angela y que, desde su salida al escenario del Palacio de la Ópera, cautivó al personal con los más eficaces hechizos de que pueda disponer una cantante: en cuanto a técnica vocal, afinación perfecta vocalización clarísima, gran potencia de voz, excelente proyección, adecuada agilidad, larguísimo fraseo (hay que ver cómo se sobre-oxigena antes de cada frase) y gran fiato. Lírica pura por extensión y color, la inteligente elección de un repertorio perfectamente adecuado a su voz colabora en lograr una emisión muy regular en todos los registros.
La chica 11
Gheorghiu está excepcionalmente dotada por la naturaleza; y no sólo por su timbre de voz tan excepcionalmente cálido y sensual que se diría que es incluso más carnal que carnoso. Además, hace honor a su nombre de pila, cantando realmente como los propios ángeles. En la Coruña, nos llevó por todas las sensaciones y sentimientos: del mimoso y tierno lirismo de O mio babbimo caro que abría el programa al tremendo dramatismo de las arias de Verdi que lo cerraban, con parada en la cumbre emotiva que siempre supone una gran interpretación –y la suya lo fue sobradamente- del Ah, non credea mirarti que abrió esta segunda parte.
Su sentido de la interpretación, tanto musical como gestual, es enorme y canta vaciándose en cada aria, en cada frase, en cada nota con la ilusión y la entrega propias de una principiante, pero también con la sabiduría de la maestra que ya es. Como, además, con su actitud de confesado -y en todos los sentidos bien ganado- divismo es capaz de crear un gran suspenso sobre sus actuaciones, no es de extrañar que las expectativas ante cada una de éstas se multipliquen, su leyenda crezca en progresión geométrica y el público desee volver a oírla (y, naturalmente, verla) una y otra vez.
Lo dicho: torna subito, ragazza undice.
Por la imposibilidad de encajar las fechas, la Sinfónica de Castilla y León, orquesta residente del Festival, fue sustituida por la Sinfónica de Galicia, dirigida por Fernando Malheiro... y ajustada rítmicamente de forma clara y notable por su primer concertino, Massimo Spadano, que salvó más de una situación apurada. En el debe del director brasileño, hay que apuntar también algún que otro desequlibrio dinámico y un excesivo escalonamiento y falta de nervio en los crescendi de Rossini (Zedda, como madre, no hay más que uno). Por lo demás, la redondez de sonido de su cuerda, el empaste de sus secciones y la calidad de sus solistas, los que ya son sobradamente conocidos de la OSG